domingo, 28 de julio de 2013

LA CONDENA

Tuvo que encontrar formas nuevas de calmar el hambre, de curar sus heridas, de ganar un lugar en el mundo… sin importar cuanto costara eso. Nació para alimentar de otra forma sus esperanzas, para atizarlas con otro fuego o para alcanzarlas por caminos que no todos transitamos, traspasando más fronteras de las que hubiera podido imaginar en sus primeros años, transgrediendo sus propias reglas que nada tienen que ver con las que han querido imponerle a costa de sangre, pólvora y miseria. De sí mismo. Recorrió más caminos que nosotros tratando de encontrarse a sí mismo, procurando asegurarse de no hacerlo en su tumba, ni en la cárcel, que es una muerte peor que la muerte. Buscando formas de domar sus miedos, sólo había podido hallar en la selva de sus afanes los monstruos que traía en sus entrañas y quiso, más que nada, matar en su interior a ese niño maltratado de palabras, golpeado y que no tuvo la forma de hacer nada frente a ese que, a la vez, abusaba de su madre, que la buscaba a los trancazos y la accedía como si fuera una bestia y no la diosa que lo había amamantado en medio de la miseria. Descubrió que el arma más poderosa que le había dado su dios eran la furia indomable, la frialdad decidida y precisa de sus manos y sus ojos secos de resentimiento, la llaga que se le había venido abriendo en el alma y le negó la oportunidad de vivir su infancia y su adolescencia como los otros, como nosotros. Pero su lenta metamorfosis no fue advertida por nadie. La podredumbre en la que se fue sumergiendo lo mantuvo a salvo hasta ahora que se ha encontrado, sin esperarlo, en medio del infierno que construyó con sus propias balas, con su propio aliento envenenado, con su repugnante orgullo de cazador de indefensos. Se sintió traicionado y, por primera vez tiene miedo. Miedo de su propia muerte… en este lugar donde lo he encontrado no tiene como espantarla.

RECORTES DE PRENSA, DIARIO LA PIRAGUA

Siendo las 06:00 de la mañana de hoy, se recibió en el VI Distrito de Policía con sede en La Candelaria, a alias El Hermano, capturado en San Pedro el viernes pasado, sindicado del asesinato del doctor R. en hechos ocurridos el pasado 26 de abril en el vecino municipio de Barrancas.
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En audiencia de legalización de captura e imputación de cargos, le fue dictada medida de aseguramiento intramural al presunto autor material del asesinato del ex alcalde de Barrancas, luego de haber sido capturado en el desarrollo de intensos operativos desplegados por los sures del Magdalena, Sucre y Cesar, el centro de Bolívar y toda la Depresión Momposina, después de la orden impartida por el ministro de Defensa quien se trasladó a Barrancas a pocas horas del atentado, en donde presidió un Consejo de Seguridad.
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El día de ayer se llevó a  cabo a las 10:20 de la mañana en el Juzgado Segundo Promiscuo municipal de La Candelaria, con funciones de control de garantías, la audiencia donde el fiscal seccional 23, le imputara el cargo de homicidio agravado, y presentara pruebas tales como la coincidencia con el retrato hablado y el señalamiento de varios testigos. El sindicado no se allanó a los cargos. 

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A las 09:30 a.m. el joven sindicado fue recluido en la cárcel del Distrito Judicial de La candelaria, Depresión Momposina, mientras se adelantan las siguientes etapas del proceso. De resultar responsable de los hechos que se le imputan, el sindicado podría purgar una pena entre 400 y 600 meses de reclusión.

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En la tarde de este miércoles en el Juzgado Único Penal del Circuito de La Candelaria, con funciones de conocimiento, se llevó a cabo la diligencia de audiencia preparatoria contra el presunto responsable del asesinato del ex alcalde de Barrancas. Durante la audiencia las partes aportaron las pruebas que se usarán durante el juicio que arranca el próximo 8 de noviembre.

Como se conoce el presunto asesino, está cobijado con medida de aseguramiento sin beneficio de excarcelación y se encuentra recluido en la cárcel de La Candelaria, desde el pasado mes de mayo cuando se produjo su captura en San Pedro, Sucre, luego de permanecer escondido por varios días en su tierra natal.

LOS HECHOS

La bala empezó su recorrido irreversible. Había comenzado a rotar rompiendo el viento en su trayectoria helicoidal semiparabólica en busca de su objetivo. Un espejo refleja un rostro inquieto al fondo de un zaguán  de la cárcel de La Candelaria. El hecho había ocurrido hacía ya un año y, a pesar de todo, él confiaba en que todo podría salir como se lo habían prometido. A partir de ese momento las cosas habían empezado a contar, de nuevo: El movimiento, el sonido, el tiempo: el movimiento que se ha hecho cauteloso en los mejores de los casos, el sonido que, las más de las veces altera, el tiempo que marca cada vez más lento el paso de la justicia, cada vez más urgido el tránsito del recuerdo al olvido, de la cuenta regresiva con la certeza del nockout en la barbilla.

Nadie lo vio bajarse de la moto que lo había transportado, nadie vio al muchachito que vino a ganarse unos pesos en su mototaxi, ni al otro que vino a ganarse unos pesos con una vuelta brevecita, me esperas, yo me devuelvo enseguida, pero a las pocas horas nadie ignoraba que el hombre azaroso que a varios había pedido colita en el camino de la montaña, había venido a darles la cuota inicial de las rondas ponzoñosas de la muerte a las cuales se habían desacostumbrado, a pesar de que sus títeres seguían resguardados en sus madrigueras, aguardando su guiño tormentoso. Su seña insidiosa. Ambas noticias me las habían dado por teléfono: Su asesinato y Su condena. Una ráfaga súbita de voces discordantes resuenan haciendo ondear las cortinas del alma con dos acentos distintos y hermanados: Mataron a tu tío. Le dieron cuarenta años. Suena el silencio como una campana tras el ondear de cortinas, hasta que, lejana, se oye golpear una puerta. La puerta de la muerte que da inicio, de nuevo, a su juego, en la calle.




EL DOCTOR

El cuarentón le sonríe al veinteañero, pero este no le corresponde el gesto más llevado por el formalismo que por la sinceridad. Y en esta falta de correspondencia de una mirada y una sonrisa, en ese detalle tan mínimo para muchos, tuvo el Dr. Cuadrado la certidumbre de que el proceso que iniciaban a enfrentar no era tanto para demostrar la presunta inocencia del sindicado que en este momento tenía enfrente, sino para demostrarse a sí mismo que podía mantener la distancia profesional necesaria, contrario a lo que había tenido en mente desde los años en los que se sintió huérfano con la aniquilación de sus admirados cuadros de la UP que, como él mismo me contó hubiera querido, no fue el final de esa historia de muertes que desde abril del ochenta y cuatro, con el asesinato de Lara Bonilla, no nos han permitido un espacio para reponernos de tanta desolación y tanto dolor. Quise yo mismo matarlos con mis propias manos si los hubiera tenido enfrente. Durante mucho tiempo aun sabiendo que casi todos habían sido asesinados al poco tiempo, me retorcí en mis adentros con la idea de tomar justicia por mi propia mano en contra de esos sicarios de mierda y sus jefes… Cuando pensamos que al fin se darían por saciados, con Pardo Leal y Jaramillo Ossa, lo que hicieron fue ensañarse más, consolidando el paramilitarismo y sus orgías de sangre, incluso de sangre y música, como en El Salao, donde estos hijueputas hasta jugaron fútbol durante tres días con la cabeza de sus víctimas.

Tomó el caso por solidaridad con la madre de El hermano, a quien conocía desde su infancia. No supe cómo decirle que no. Ni siquiera le pedí que me pagara. Yo le creí que su hijo era inocente, pero al verlo, me convencí de lo contrario.

30 de Mayo de 2002, el veinteañero se encuentra en el catre que le tocó en suerte en la cárcel de La Candelaria. El doctor lo mira de pies a cabeza tratando de ocultar su desprecio. Desde la ventanita se podía ver la cancha de La Placenta donde varias veces me senté con el Dr. Cuadrado a conversar sobre el proceso. Estaba en cama leyendo un periódico viejo cuando llegué por primera vez. El olor de la cena que empezaban a preparar ya a esa hora, llegaba desde una parte difícil de definir del centro carcelario. No cruzamos palabra. Luego de varias semanas dijo que no diría nada y que no se defendería, sin levantar la vista del periódico que siempre leía con varios días de atraso. No aceptó haber disparado. Tampoco dijo que fuera inocente. Es mejor así, me dijo. Sólo en las audiencias dijo algunas cosas más bien erráticas y que, finalmente, no logró refrendar en busca de demostrar su presunta inocencia. Hasta el momento no he encontrado la forma de decir a su madre que va a ser condenado por la ley, pero que, lo más seguro, ya tiene dictada la sentencia por esos mismos que lo hicieron verdugo del Dr. R. Adelgazó mucho en estos meses del proceso. Cada vez lo veía más preocupado, más inquieto y temeroso. A estas alturas ya no me produce rechazo, ha venido pasando ese rencor a cambio de una lástima. Teme por su vida: está en un callejón sin salida, mejor, con una única salida que ya ha sido señalada, sentenciada desde que le fue encargado ese asesinato, si lo llegaban a apresar. Sé que su silencio es, precisamente, por este temor.

LA CÁRCEL

A la cárcel de La Candelaria se llega por la avenida del Almotasín, apenas al entrar, viniendo de Barrancas y se entra por un costado de los talleres de carpintería y soldaduras, por un zaguán que desemboca a un patio oscuro, enmarcado por columnas, lleno de huecos y maloliente, alrededor del cual se encuentran la mayoría de las celdas, mayoritariamente atestadas de hombres sin camisa apeñuscados a las rejas de las entradas. Un ligero olor a detergente y desinfectante sale desde el fondo, por un pasillo laberíntico que lleva a los baños, la cocina, el comedor y la zona de lavandería. Un olor ubicuo que no logra ocultar otro, más denso y penetrante, a alcantarilla. Atravieso la cárcel tratando de no llamar la atención de los reclusos que, a vuelo de pájaro, resienten más las condiciones medievales de su reclusión que el encierro mismo. A la segunda vez que vuelvo al penal, ya todos saben que soy periodista y que me dirijo a la celda de El Hermano. Todos me siguen al atravesar el patio gritando aferrados a los barrotes: Se quejan de la falta de agua, de la comida insuficiente y pésima, de la lenta atención médica y la escases de medicamentos, de los ratones, las cucarachas, la maleza que se trepa por las paredes desde afuera, del hacinamiento y de la falta de camas: muchos duermen sobre cartones, tirados en el suelo. Cada celda tiene sólo una hamaca y un camarote para dos colchones. Son muy pocos los que no pegan su cara a los barrotes para gritarme algo, cada vez que paso: son los veteranos que saben que de nada sirve pedir a un periodista que te cambie la vida, no en un sistema penitenciario como el colombiano en el cual hay unos 116000 reclusos, en 142 penales con capacidad para 75000. De vez en cuando me acerco a otras celdas a tomar notas de lo que me dicen y de inmediato se me pega a la cara una costra asfixiante de sudor, orina y calor, expelidos por los 26 cuerpos apiñados en la caja de tres por cuatro metros en que los tienen metidos. Es imposible no sentir nauseas. Este es el sector de los condenados. Quienes apenas están en el proceso tienen un poco más de comodidad, menos hacinamiento, por lo menos, como El Hermano que, además de estar en espera de su pronta condena es mantenido aparte por la posibilidad de que sea asesinado en la misma cárcel, si se le tiene con los demás. Casi nunca coincide con el resto. Sin embargo, él siente que esta situación lo pone más en riesgo que si estuviera en la zona de las palomeras, como ellos les dicen.

FRAGMENTOS DE CARTAS DE EL HERMANO

¿Qué pudiera yo decirte hermano? Acá todos los días son completamente iguales. A veces, en realidad muchas veces, me siento completamente desesperado, desesperanzado. Siempre es lo mismo, todo… siempre tengo en este rincón de la habitación, de la celda, donde te sientas cuando has venido a verme, unos cuantos cigarrillos, y en el otro mi cepillo, la crema dental, el jabón y el desodorante, un poco más allá un par de mudas de ropa. ¡Gracias a Dios no nos tienen uniformados! Por las mañanas, cuando me levanto, luego de dar muchas vueltas en la cama tratando de adivinar los movimientos en las otras celdas y los pasillos, en mitad de la penumbra, pretendiendo, a la vez, que mis ojos puedan traspasar el concreto del techo y adivinar el sol naciendo sobre Perijá y explayándose sobre Zapatosa, cuando al fin me levanto, ya sé de qué tamaño y qué forma será la fila junto a los baños y que a las ocho menos cuarto nos estarán sirviendo esa cosa que aquí llaman comida y a las nueve menos cuarto estaremos en el taller de carpintería. Sé, también, que pasados diez minutos de las doce, con puntualidad inquebrantable, nos ordenarán en voz alta que vayamos a recibir el almuerzo y luego volver al taller hasta el final de la tarde. Sé, claramente lo que sucederá cada día, a menos que vengan los médicos o el grupo de señoras cristianas que vienen a hablarnos de la misericordia del Señor y del arrepentimiento, pero estás visitas también están predefinidas y son sólo otra parte de la monotonía, no un escape de ella. Luego de cenar vamos directamente a las celdas y, puntualmente, a las siete treinta estoy en la cama esperando a que pasen a contarnos desde el otro lado de las rejas y a eso de las ocho y cuarto suena el timbre para apagar las luces de las zonas comunes y terminar de hundirnos en una soledad que, al pasar del tiempo se va haciendo más difícil de manejar. Irreparable.
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Hoy, como siempre, me he levantado pensando en ti, má. Cada rato me vienen a la cabeza todas las cosas que me decías. Ojala me las pudieras volver a repetir… Tenías miedo de que yo viniera a parar en estas y, ahora, tienes miedo de que me pase algo. Lo que más quiero es que estés bien, que nada malo te pase. Me haces falta… extraño mucho ir a verte y llevarte alguna cosita. Acá la paso mal, muy mal, no sabes ¡cómo quisiera poder darte un abrazo! El Dr. Cuadrado ha querido ayudarme, pero no hay mucho que hacer, madre. El otro día me trajo a los niños pero no he podido verlos, no los dejaron entrar. Verlos hubiera sido un alivio en medio de esta miseria de vida que llevamos aquí. No nos tratan como gente, nos miran y nos tratan con desprecio, acá nos tienen para ocultarnos del resto de la sociedad, este es el lugar más profundo y oscuro, más lejano del mundo donde nos han podido meter, donde no tenemos derecho a nada más que una repetición de cosas entre el amanecer y el atardecer, antes de las noches tristes de todos los días. De vaina no se vuelve uno loco aquí. Tengo un alto precio que pagar, acá o fuera, pero lo tendré que pagar y lo voy a pagar con tal de que no te pase nada a ti, ya no más. Nunca más. Eso es lo único que me queda y es mejor que sea yo quien pague, no tú. Tú ya no debes sufrir más, tampoco los niños. Cuídate. Cuídalos. No sé si pueda salir algún día de acá, por lo menos vivo.


LA CONDENA

¡Ya han cogido a varios de nosotros desde que se dejó coger El Hermano! ¿Qué no ha hablado? No estoy tan seguro… ni me importa si no ha tenido nada que ver… y si no ha sido así ¿cómo será, entonces, cuándo se le dé por hablar? ¿Hace cuánto les dije que tenían que quebrarlo? No ha dicho nada en las audiencias, pero uno nunca sabe… Tienen que buscar la forma de meterse a la cárcel o hacerlo desde dentro. Me avisan cuando esté listo.

*

JUZGADO ÚNICO PENAL DE LA CANDELARIA
Avda. del Almotasín, No. 5 – 82, Plaza Roja, Edificio El Pescador.
CAUSA: Juicio Oral 26/04

En La Candelaria, a 31 de Mayo de 2004.



SENTENCIA NÚM. 43/04

Vistos por mí, Marcela Arenas Franco, Magistrada del Juzgado único penal de La Candelaria, Depresión Momposina, los presentes autos de Juicio Oral seguidos en este Juzgado con el número 06/04 dimanante del procedimiento 29/03 del Juzgado Segundo Promiscuo por delito de Homicidio Culposo, siendo acusado B. P., con Cédula de Ciudadanía XXX.XXX.XXX, nacido en Mompox el 29/02/82, con antecedentes penales, detenido por esta causa, defendido por el Dr. Carlos Cuadrado, siendo parte acusadora en este procedimiento el señor Fiscal, Dr. Eugenio Ospino, con la defensa del Dr. Pablo Puebla.

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FALLO

Que debo condenar y condeno a B.P. como autor material criminalmente responsable del delito de Homicidio Culposo, sin la concurrencia de circunstancias atenuantes o modificativas de la responsabilidad criminal, a la pena de 480 meses de reclusión en establecimiento carcelario, sin cabida a beneficio de casa por cárcel o de excarcelación al considerársele como peligroso para la sociedad y, por ende, para las víctimas colaterales de su hecho delictivo.

Notifíquese esta resolución con la advertencia de que contra la misma puede interponerse recurso de apelación ante el Tribunal  Superior de Mompox en el plazo de DIEZ días a contar desde esta notificación.

Así, por esta mi sentencia, lo pronuncio, mando y firmo.




miércoles, 24 de julio de 2013

MAR DE OLVIDO



Vete lejos para siempre de mi vida, 
no me busques, no me llames,
no preguntes si estoy vivo o si estoy muerto:
Es mi firme decisión, quiero vivirla, 
sin angustias, sin afanes, 
no perturbes por favor la paz que siento.

Me cansaron tus promesas y mentiras,
pobre ilusa, anda y busca,
algún tonto a quien enredar con tus cuentos, 
que yo con esta experiencia mal vivida, 
creo que nunca, vuelva y sufra, 
viendo cómo te ríes de mis sentimientos.

Quiero libertad que la perdí hace mucho tiempo, 
siendo un instrumento de tu risa mal fingida. 
Quiero libertad que la perdí hace mucho tiempo, 
siendo un instrumento de tu risa mal fingida. 
Yo quiero borrar de ti el más mínimo recuerdo, 
que si te veo ni me acuerdo, sé así una desconocida. 

Quiero como un ave alzar el vuelo,
llegar cerquita del cielo como en una fantasía.
Quiero como un ave alzar el vuelo,
llegar cerquita del cielo como en una fantasía,
para que la fuerza espiritual que adentro llevo, 
me haga suspirar de nuevo pero lleno de alegría. 

Quiero que de nuevo mis canciones tengan 
notas parranderas, sabor a poesía, 
que si las escucha un indio allá en la sierra, 
sienta que sus penas se hinchan de alegría.
Que hasta el maestro Leandro Díaz crea que sueña 
con una morena al oír su melodía, 
y diga caramba la tierra juntera es tan 
privilegiada como lo es la mía.

Yo te quise hacer la dueña de mi vida, 
de mi mundo, de mis sueños, 
mejor dicho hasta del aire que respiro, 
porque en ti creí encontrar la flor más linda, 
la más tierna, pura y digna, 
la que pondría fin por siempre a mis desvelos.

Como fuente de agua pura y cristalina 
mi futuro, junto al tuyo,
lo juraba  como en la gloria del cielo. 
Y hasta pregoné en mis canciones sentidas
ser tan tuyo, que mi orgullo,
era ver ante mi amor todo pequeño.

Pero me ha tocado renunciar aunque te quiero, 
porque en realidad no es oro todo lo que brilla. 
Pero me ha tocado renunciar aunque te quiero, 
porque en realidad no es oro todo lo que brilla.
Tú y la vanidad van de las manos tan unidas 
que podrías con tus mentiras, gobernar al mundo entero.

Tu eres muy capaz de hacerle cambios a la Biblia 
con tu mente retorcida, sí tu espíritu está enfermo. 
Tu eres muy capaz de hacerle cambios a la Biblia 
con tu mente retorcida, sí tu espíritu está enfermo.
Yo pude escapar porque hay un Dios q me ilumina 
y siempre aparta las espinas, cuando oscuro es mi sendero.

Por eso la fuerza del cesar crecido 
la traigo en las venas y en el alma mía, 
también la firmeza propia del guajiro 
que en su peor tristeza demuestra alegría.


 
Uno se tropieza y queda adolorido 
pero no hace ruido cuando hay valentía.
Y yo esta experiencia que viví contigo, 
con un mar de olvido la ahogaré algún día.


Marciano Martínez




TRES POEMAS DE NANDO MARIN

DESENGAÑADO

Ya cansado de escribirte,
casi desilusionado, 
me dio un muchacho un recado 

que me mandaba un amigo:

Que tenía que hablar conmigo, 

que me habían desengañado. 


Que las promesas que me hicieron 

fueron de amores pasajeros, 

de pasatiempos y mentira.
Que aquellos tiempos se olvidaron 
que ya por otro me dejaron, 
y aquellas cartas las rompías. 


Sufriendo por la noticia

me acerqué donde el amigo,
no estaba bien convencido 
que esa razón fuera cierta:
Espero que no me mientas, 

porque me mata el martirio. 


Y mi amigo fue tan sincero, 

que por sus mejillas corrieron
las lágrimas como en las mías. 
Me juró por lo más sagrado 

que ya me habían desengañado 

y aquel amor ya no existía.


Ahora vago por el mundo
cargando con esta pena
sintiendo un fuego en mis venas
cada vez que la recuerdo:
por su culpa vivo enfermo,
su traición me desespera.

Como soy el desengañado
vivo en las cantinas libando
para embriagarme y verla a ella,
porque en el fondo de las copas
el retrato de ella se nota
y se calma un poco mi pena.

http://www.youtube.com/watch?v=71pLyBm-Pog

LOS MAESTROS

Hay personas que en la vida no saben agradecer 
ni les dan ese valor que en realidad se merecen: 
y es aquel montón de hombres y mujeres, 
que lucha incansablemente pa educar la humanidad. 


El maestro va a la escuela diariamente, 

no le importa que critiquen su aguerrida voluntad,
y hay que aplaudir a esa gente tan valiente 
que tienen tan mala suerte que ni les quieren pagar. 

El maestro va a la escuela a llevar la educación 

que ningún padre a su hijo le puede enseñar en la casa, 

porque sabe que en la escuela lo remplaza 
esa gente tan valiente y de tan noble corazón. 


Porque llevan en la sangre en forma innata 
ese don tan intachable que es el ejemplo de dios, 
y nosotros tenemos tan mala el alma 

que no le damos las gracias al humilde profesor. 


También sé que este gobierno les paga de vez en cuando

y otras veces por milagro les paga de mes en mes: 
ese es otro que no sabe agradecer, 

tienen sus hijos también que los están enseñando.


No se acuerdan que fueron niños también 

y sea hombre o sea mujer debe ser considerado. 

Pero como ellos tienen el poder… 
y las gallinas de arriba le echan flores a las de abajo.

http://www.youtube.com/watch?v=LOVpmdExx-0

LA CRECIENTE

Un grande nubarrón se alza en el cielo, 

ya se aproxima una fuerte tormenta. 
Ya llega la mujer que yo más quiero,
por la que me desespero ya hasta pierdo la cabeza.

Y así como en invierno un aguacero, 
lloran mis ojos como las tinieblas: 
y así como crecen los arroyuelos, 
se crece también la sangre en mis venas.

El mar sereno se vuelve violento,
parece una gigante mareada:
ya crece la alegría en mi pensamiento,
como el despertar de un sueño porque vi mi prenda amada.

Ya se alborota mi pecho latiendo,
como el repiquetear de una campana:
ya se hizo la luz en mi pensamiento,
como sombras de luces declinadas.

Los ríos se desbordan por la creciente,
y sus aguas corren desenfrenadas:
y al verte yo no puedo detenerme,
soy como un loco que duerme y al momento despertara.

Y así como las nubes se detienen,
después de un vendaval viene la calma. 

A todo río le pasa la creciente, 
menos el amor que llevo en mi alma.


http://www.youtube.com/watch?v=a4zhfiryo_o


Hernando Marín Lacouture (1944 - 1999)

lunes, 22 de julio de 2013

DIOS NO ME DEJA




Yo nací una mañana cualquiera, 
allá por mi tierra, día de carnaval. 
Pero ya yo venía con la estrella 
de componer y cantarle a mi mal. 

Y cuando quiero flaquear 
siento que Dios no me deja. 
Luego me pongo a cantar 
¡Le doy alivio a mis penas! 

He sufrido mucho en esta vida, 
dirían que es mentira si yo no cantara. 
Si la pena matara en seguida 
Ya de este hombre nadie recordara. 

Y es para mí una jornada 
Alto, divino Señor... 
Eso que nace en el alma: 
¡Arte, respeto y amor!  

Es del hombre que piensa una frase
que apenas le nace la lleva a un papel
el artista se pule y se hace
mientras que el poeta la lleva con él

Yo que a la hora de nacer
Dios me ha negado un sentido,
sintió tristeza y después,
vino y cambio mi destino.

Él sabía que si me abandonaba ,
ninguno cantara como canto yo. 
He sabido librar la batalla... 
¡No hay que negar la existencia de Dios! 

Él la vista me negó 
Para que yo no mirara. 
Y en recompensa me dio,
los ojos bellos del alma.



(Leandro Díaz 1928 - 2013)

martes, 2 de julio de 2013

OJOS CLAROS Y SERENOS

Ojos claros, serenos,

si de un dulce mirar sois alabados,

¿por qué, si me miráis, miráis airados?



Si cuanto más piadosos,

más bellos parecéis a aquél que os mira,

no me miréis con ira,

porque no parezcáis menos hermosos.



¡Ay, tormentos rabiosos!

Ojos claros, serenos,

ya que así me miráis, miradme al menos.


Gutierre de Cetina (Sevilla1520 – México1557), poeta español del Renacimiento y del Siglo de Oro español.
De familia noble y acomodada, vivió un largo tiempo en Italia, en donde fue soldado a las órdenes de Carlos I. En ese país entró en contacto con la lírica petrarquista que tanto habría de influir en él; leyó a Luigi TansilloLudovico Ariosto y Pietro Bembo, pero su lírica se inspira fundamentalmente en la del toscano Francesco Petrarca, en la del valenciano Ausiàs March y en la del toledano Garcilaso de la Vega. Pasó mucho tiempo en la corte del príncipe de Ascoli, al que dedicó numerosos poemas, y frecuentó también a Luis de Leyva y al insigne humanista y poeta Diego Hurtado de Mendoza. Adoptó el sobrenombre pastoril de Vandalio y compuso un cancionero petrarquista a una hermosa mujer llamada Laura Gonzaga. A tal dama está dedicado el famoso madrigal que ha pasado a todas las antologías de la poesía en castellano:
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué si me miráis, miráis airados?
En este cancionero abundan los sonetos cuya fórmula consiste esencialmente en la traducción de un pensamiento amoroso de Ausiàs March o de Petrarca en los cuartetos y un desarrollo posterior personal en los tercetos.
En 1554 volvió Cetina a España y en 1556 marchó a México, donde ya había estado entre 1546 y 1548, con su tío Gonzalo López, que se dirigía allí como contador general. Allí se enamoró otra vez de una tal Leonor de Osma, y bajo su ventana fue herido de muerte en 1557 por un rival celoso, Hernando de Nava, en Puebla de los Ángeles.