jueves, 22 de agosto de 2013

EL PUEBLO DE MI AMADA

Aquí el agua todavía es un problema.
La energía se va cada vez que bosteza un trueno
Y la ceniza negra de los cañaduzales encendidos
Ensucia la ropa blanca tendida en las cuerdas de los patios.
Todavía se ven algunas zanjas putrefactas en las calles
Y varias casas tienen letrina.
El costoso pavimento y los andenes elegantes de ciertos barrios
Son las huellas pasajeras que dejó el capricho y la arrogancia.
La gente aprendió a odiarse por defender ideas absurdas
Que los convirtieron en esclavos de alto precio sin darse cuenta
Y a diario se enfrentan con sus “contrarios”
Porque no han querido entender a quiénes beneficia tanto veneno.
Se alaba a quienes ya no se merecen ni siquiera una maldición
Pues a todos los engañaron convenciéndolos de las bondades del odio.
Los padres mandan a sus hijos menores de edad a comprar licor y cigarrillos
Y todavía castigan a muchos de ellos con gruesos cables de planchas y estufas.
Los líderes comunales tienen precio y también son crueles y ambiciosos.
Y nadie denuncia en dónde venden la droga que está acabando con la juventud.
Todos hablan mentiras
Pero declaran mentiroso y loco a quien dice y demuestra la verdad.
Y ya mucha gente no se ríe con sus vecinos ni con sus familiares
Porque los pusieron a pelear entre ellos mismos
Al ponerles dinero en el anzuelo de sus pobrezas.
Porque en este pueblo el futuro es feliz y seguro
Sólo para quienes se lo roban todo y lo manipulan todo.
(Pero ella, mi amada, la que tanto quiero, vive aquí)

Poema del libro Tramos de Alfaguara, 
del poeta Villarricense Fernando Maclanil

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