Don Tite con la pieza El
hijo de Obatalá, la deidad, el Orisha mayor de la religión Yoruba, no sólo
hace un tributo a sus ancestros, sino que se reconoce heredero de sus
costumbres y parte de una tradición que en la música afroantillana ha dejado
clara su filiación religiosa a pesar de él mismo no ser santero como si lo han
sido muchos cultores de los ritmos de esta región. En este tema él se alinea
con otros tan representativos y viejos como la monumental Tanga de Machito and his Afrocubans, que inicia con el tradicional
saludo santero: Boruboya, pasando por las múltiples menciones llevadas a cabo
por Celina y Reutilio, líderes de la agrupación comercial con más canciones
santeras conocidas, tales como: A Santa
Bárbara, Qué viva Changó, entre
otras, hasta llegar a grabaciones tan recientes como Colombia Caribe, de Francisco Zumaqué, en cuya tercera estrofa se
escucha claramente:
Viva Eleguá y Changó,
y que viva San José,
Babalú y Yemayá,
y el culto a Mayombé.
O el video de Calle 13 de la canción: Un beso de desayuno, plagado de imágenes
y rituales innegablemente santeras.
Entroncada con el reconocimiento de esa raíz africana
presente en todos los habitantes del caribe insular y continental está la más
bella pieza poética reivindicatoria de la negritud, de la negrura, compuesta en
las américas, Las caras lindas, hecha
famosa por Ismael Rivera, pieza en la cual don Tite rompe el exotismo con el
cual siempre había sido tratada su raza, además del estereotipado énfasis
hecho, tradicionalmente, en la sensualidad de esta, resignificando su hermosura
y su encanto, trasladando la atención del oyente al rostro, donde realmente
anida la belleza de esta gente negra, y poniendo aún más allá su atención al dar
total relevancia a los sentimientos de quienes durante mucho tiempo fueron
considerados poco menos que animales, pues estos son nada menos que un desfile de melaza en flor.
Las caras lindas de mi gente negra,
son un desfile de melaza en flor,
que cuando pasa frente a mí se alegra,
de su negrura todo el corazón.
Las caras lindas de mi raza prieta,
tienen de llanto, de pena y dolor,
son las verdades que la vida reta,
pero que llevan dentro mucho amor.
Somos la melaza que ríe,
la melaza que llora,
somos la melaza que ama,
y en cada beso es conmovedora.
Por eso vivo orgulloso de su colorido,
somos betún amable de clara poesía,
tienen su ritmo, tienen melodía,
las caras lindas de mi gente negra,
son un desfile de melaza en flor,
que cuando pasa frente a mí se alegra,
de su negrura todo el corazón.
Las caras lindas de mi raza prieta,
tienen de llanto, de pena y dolor,
son las verdades que la vida reta,
pero que llevan dentro mucho amor.
Somos la melaza que ríe,
la melaza que llora,
somos la melaza que ama,
y en cada beso es conmovedora.
Por eso vivo orgulloso de su colorido,
somos betún amable de clara poesía,
tienen su ritmo, tienen melodía,
las caras lindas de mi gente negra,
Don Tite nos regala una poesía en la cual afinca la
identidad caribeña que adquiere su valor desde el ancestro, en este caso el
africano, planteando una posición radicalmente distinta a la de dos de los más
grandes referentes de la poesía negra en esos tiempos: Nicolás Guillen y Jorge
Artel, pues el primero busca en su poesía una fraternidad entre todos los
hombres y el segundo toma una actitud contestataria ante el hombre blanco en
busca de esa reivindicación de su raza, mientras que don Tite se centra en
resaltar todas las bondades y cualidades de su raza sin establecer comparación
alguna, sin nombrar siquiera al blanco como para no darle importancia en su
clara poesía.
Aún sin plantearse una posición beligerante ante el
blanco don Tite, en la pieza Babaila,
interpretada por “El conde negro” Pete Rodríguez, nos relata la barbarie del
vulgar comercio establecido con los africanos por el diablo blanco.
Babaila fue vendido en mercado de esclavo.
Lo separaron de sus padres
en una hacienda muy lejana,
nunca supo más, nunca,
en una hacienda muy lejana,
nunca supo más, nunca,
lo que fue el pobre Babaila.
¡Ay! destino de aquel niño africano,
en el área antillana
vendido en mercado de esclavo,
Babaila fue...
en el área antillana
vendido en mercado de esclavo,
Babaila fue...
Lo separaron de su padre,
lo separaron de su madre,
en una hacienda muy lejana el criado fue
con grillete en el pie, con grillete en el pie.
lo separaron de su madre,
en una hacienda muy lejana el criado fue
con grillete en el pie, con grillete en el pie.
El niño africano, el niño africano tu ve.
Quizá la única pieza en la que don Tite, como Jorge
Artel, hace una comparación entre el blanco y el negro es en Sorongo, canción recientemente
popularizada por Calle 13 con Sean Kuti y Sammy Tanco, en grabación hecha
dentro del homenaje llevado a cabo por el Banco Popular de Puerto Rico a donde
Tite en 2011 y en la que él más allá de preguntarse por las cosas en común
entre estas dos razas nos muestra las atrocidades de la colonia y su vehículo
de uniformización y adoctrinamiento: La religión católica.
Dime soronga, dime sorongo
que es lo que el negro tiene de blanco
y que es lo que el blanco tiene del congo.
Llego el diablo blanco
que es lo que el negro tiene de blanco
y que es lo que el blanco tiene del congo.
Llego el diablo blanco
cristianizando con
veneno de culebra,
dejando el alma en quiebra.
Se bajaron las ostias con un poco e ginebra
y los mataron, de un palo los ahorcaron,
a todos en la aldea los dejaron mancos.
Se bajaron las ostias con un poco e ginebra
y los mataron, de un palo los ahorcaron,
a todos en la aldea los dejaron mancos.
El negro tiene lo que se le quitó,
y el blanco tiene lo que se robó.
Pa' llegar al Congo yo me guío por el corazón
del sol, donde no hace frío, no hay desvío
en sus arterias circula el agua del río
que desemboca en la sangre pura que tiñe
el paisaje de una dictadura.
Las memorias son muerte vivida,
lo que duele nunca se olvida.
y el blanco tiene lo que se robó.
Pa' llegar al Congo yo me guío por el corazón
del sol, donde no hace frío, no hay desvío
en sus arterias circula el agua del río
que desemboca en la sangre pura que tiñe
el paisaje de una dictadura.
Las memorias son muerte vivida,
lo que duele nunca se olvida.
Don Tite también se sabe y se reclama heredero de los
indios del caribe y nos refleja los gritos, los gemidos y el canto triste de
esta raza cautiva en cuatro importantísimas piezas: Anacaona, la pieza más importante del repertorio de Cheo Feliciano,
poetiza dominicana y esposa del cacique Caonabo,
quien también don Tite cantó completando su homenaje a esta pareja de mártires
a quienes la libertad, como a muchos otros, nunca llegó.
Anacaona, india de raza cautiva
Anacaona, de la región primitiva.
Anacaona oí tú voz, como lloró cuando gimió
Anacaona oí la voz de tu angustiado corazón
Tu libertad nunca llegó…
Anacaona, de la región primitiva.
Anacaona oí tú voz, como lloró cuando gimió
Anacaona oí la voz de tu angustiado corazón
Tu libertad nunca llegó…
Pero india que muere llorando,
muere pero no perdona, no perdona, no.
Oye, según la historia lo cuenta
dicen que fue a la cañona, Anacaona.
muere pero no perdona, no perdona, no.
Oye, según la historia lo cuenta
dicen que fue a la cañona, Anacaona.
La tribu entera la llora porque
fue buena, negrona.
Y recordando, recordando lo que pasó
la tribu ya se enfogona.
Y recordando, recordando lo que pasó
la tribu ya se enfogona.
*
El que perdió la vida por un gran amor
él que vertió su sangre por una india en flor:
¡que linda su Anacaona!
él que vertió su sangre por una india en flor:
¡que linda su Anacaona!
En el monte solloza el indio Caonabo
si el amor es sacrificio, allí fue sacrificado.
si el amor es sacrificio, allí fue sacrificado.
Caonabo y Anacaona amores martirizados
ella misma se mató luego que al indio mataron.
ella misma se mató luego que al indio mataron.
Y en el monte solloza el indio Caonabo
llorando su Anacaona espíritu de indio bravo.
llorando su Anacaona espíritu de indio bravo.
Otro
de esos indios latinos a quienes nunca llegó la libertad fue Camilo Manrique,
de quien se sirve don Tite para mostrarnos los abusos que eran tenidos por
parte de los empleados de alto rango en los cañaverales en los tiempos de lo
que hoy día aceptamos y entendemos como esclavitud. Plantación adentro, tema emblemático del álbum Siembra, de Willie
Colón y Rubén Blades, considerado el Sargent Pepper’s de la Salsa, nos
atestigua con maestría esta terrible realidad que hoy en día se sigue dando con
otros actores, a veces en otros espacios y en sistemas donde estas realidades
se entienden y aceptan con total normalidad y aceptación.
Sombras son la gente,
A la, la, la, la, la, la, la.
Plantación adentro camará
es donde se sabe la verdad,
es donde se aprende la verdad.
Dentro del follaje y de la espesura,
donde todo viaje lleva la amargura,
es donde se sabe camará,
es donde se aprende la verdad.
Camilo Manrique falleció
por golpes que daba el mayoral,
y fue sepultado sin llorar ¡Ja!
una cruz de palo y nada más.
Plantación adentro camará
es donde se sabe la verdad,
es donde se aprende la verdad.
Dentro del follaje y de la espesura,
donde todo viaje lleva la amargura,
es donde se sabe camará,
es donde se aprende la verdad.
Camilo Manrique falleció
por golpes que daba el mayoral,
y fue sepultado sin llorar ¡Ja!
una cruz de palo y nada más.
Y el medico de turno dijo así:
Muerte por causa natural.
Claro, si después de una tunda e palo
que te mueras es normal.
Muerte por causa natural.
Claro, si después de una tunda e palo
que te mueras es normal.
En
este mismo sentido de denuncia de la esclavitud en los cañaverales está la
pieza Nabori, interpretada por Cheo
Feliciano, una pieza en la cual su protagonista no es asesinado por el mayoral
sino que es condenado a una vida triste en la molienda, sin ninguna esperanza de
paz y realización.
Nabori, en donde tu amor acabó
Nabori, lamento de tu corazón.
Nabori por siempre se te negó
como un castigo cruel
lo que tu alma soñó,
ni esperanza de paz,
ni esperanza de amor,
caña, trapiche y molienda de sol a sol.
Nabori, lamento de tu corazón.
Nabori por siempre se te negó
como un castigo cruel
lo que tu alma soñó,
ni esperanza de paz,
ni esperanza de amor,
caña, trapiche y molienda de sol a sol.
Allí mismo tu corazón acabó,
allí mismo te quedaste,
bregando tú en el fogón.
allí mismo te quedaste,
bregando tú en el fogón.
Continuando
son su revisión de los rasgos que han contribuido a consolidar la identidad del
hombre caribe, don Tite, como muchos otros autores se centra en lo más próximo,
en su cotidianidad y, desde allí, realiza una
gran contribución al fortalecimiento del orgullo nacional en su natal Puerto
Rico con temas en los cuales afirma el nacionalismo, por ejemplo, alabando con
una Plena a uno de sus símbolos: el pabellón nacional, con Bandera ondea.
Ondea, ondea, ondea la bandera, ondea,
cuando mi bandera ondea que gran orgullo me
da.
Yo la agito como sea y el viento me va a
ayudar
para sentir como ondea con su borincanida.
Ondea, ondea, ondea la bandera, ondea,
cuando mi bandera ondea que gran orgullo me
da.
Vente aquí pa que la veas, luce tan
sensacional,
es la más alta presea que al mundo puedo
enseñar.
En la bella pieza, versificada en décimas, Andando la tierra mía, don Tite nos da
cuenta de su orgullo borincano en una descripción exquisita de paisajes y
sentimientos que no caen en la vacua loa de los oradores patrioteros y los
políticos de oficio que tanto abundan en nuestros países.
Conociéndola mejor,
siento que mi tierra crece
y duplicarse parece
dentro de mí en cierto amor.
Tu pintoresco sabor,
tan boricua noche y día,
adoba con simpatía
de adorable condimento
el encantado momento
de andar por la tierra mía.
Serranía de verdura,
picachos de suave cresta,
incomparable floresta
y gente de sonrisa pura.
Valles de fruta madura,
pueblos, calma, algarabía,
donde quiera la alegría
normal del puertorriqueño.
Para sentirme su dueño,
visito la tierra mía.
El barrio La perla, para tantos conocido hoy día por el
tema homónimo de Calle 13, está ubicado al lado del cementerio de los patriotas
borinqueños, como Rafael Hernández, Daniel Santos, Rafael Cortijo y, por
supuesto, don Tite, quien quizá no logró imaginar que sería enterrado en este
cementerio rodeado te tanta pobreza cuando compuso el tema La perla interpretado por Maelo y sus Cachimbos.
La Perla Calla su tristeza,
esa acuarela de pobreza
que juega un poco a la belleza
y a nadie cuenta su dolor.
La Perla, donde sepultan a los patriotas,
¡ay! tiene un deseo que no se nota,
una amargura de ala rota
esa acuarela de pobreza
que juega un poco a la belleza
y a nadie cuenta su dolor.
La Perla, donde sepultan a los patriotas,
¡ay! tiene un deseo que no se nota,
una amargura de ala rota
y nunca se la mereció
Hay en su alegría dominguera,
de sus calles sin aceras,
un llamado al corazón.
Es un arrabal de gente pobre,
de ciudadanía noble,
¡se gana el pan con sudor!
Hay en su alegría dominguera,
de sus calles sin aceras,
un llamado al corazón.
Es un arrabal de gente pobre,
de ciudadanía noble,
¡se gana el pan con sudor!
En medio de los pobres,
con los pobres, como nos lo hizo saber Roberto Roena era que don Tite se sentía
mejor, con esa gente probá que no
olvida de donde viene y a quienes tanto el cantó buscando darles un pequeño
consuelo y decirles, con ustedes estoy, Con
los pobres estoy.
Agüita de ajonjolí, para
los pobres soy,
para los pobres soy, y no me digan que no,
porque con ellos estoy, donde quiera que voy.
Yo vine de los manglares, donde crece la seda,
para mí en esos lugares, solo hay felicidad.
Búsquenme en los arrabales que abundan por la ciudad,
para mí en esos lugares, solo hay felicidad.
Orgullo no va conmigo, por doquiera que yo voy,
en cada pobre un amigo, a ese la mano le doy.
porque con ellos estoy, donde quiera que voy.
Yo vine de los manglares, donde crece la seda,
para mí en esos lugares, solo hay felicidad.
Búsquenme en los arrabales que abundan por la ciudad,
para mí en esos lugares, solo hay felicidad.
Orgullo no va conmigo, por doquiera que yo voy,
en cada pobre un amigo, a ese la mano le doy.
De todos estos pobres don
Tite no sólo nos transmite su confianza en ellos, su total cercanía y
compenetración, sino, también sus intimas angustias, esas que recogía en las
esquinas, en los cafés y panaderías y que grababa mientras recorría La perla o
Barrio obrero, para luego transformarlas en piezas como Juan Albañil, un paisano que bien puede ser Colombiano, Venezolano
o incluso Polaco porque su pena no tiene, como todo lo verdaderamente humano,
frontera ni nacionalidad.
Juan Albañil, el edificio que levantaste,
con lo mucho que trabajaste,
está cerrado, esta sellado,
es prohibido para ti, Juan albañil.
Como es domingo Juan Albañil por la avenida,
va de paseo mirando cuanto construyó:
hoteles, condominios, cuanto lujo,
y ahora como no es socio no puede entrar,
Juan Albañil, no puede entrar, no puede entrar.
Juan Albañil, hombre vecino,
cuanto ha soñado con la llamada igualdad,
Juan Albañil pero dile a tus hijos,
que en el cemento no hay porvenir.
con lo mucho que trabajaste,
está cerrado, esta sellado,
es prohibido para ti, Juan albañil.
Como es domingo Juan Albañil por la avenida,
va de paseo mirando cuanto construyó:
hoteles, condominios, cuanto lujo,
y ahora como no es socio no puede entrar,
Juan Albañil, no puede entrar, no puede entrar.
Juan Albañil, hombre vecino,
cuanto ha soñado con la llamada igualdad,
Juan Albañil pero dile a tus hijos,
que en el cemento no hay porvenir.
Ese Juan Albañil, con su
tristeza y su jodidez bien podría llamarse Rafael, Pedro o Andrés. Don Tite
escogió darnos otra muestra de su pena con el tema Lamento de Concepción, a partir de una queja hecha por Billy
Concepción a Roberto Roena, en una banca
de la Cafetería El Quenepo, en San Juan.
Como si todo en la vida le faltara
Concepción, eleva la vista al cielo,
como si el mundo se le cayera encima
Concepción, contaba su desconsuelo.
Y decía: ¡hay niños que mantener!
Y decía: ¡hay niños que mantener!
Si yo soy de los de abajo, que tiene que ver,
yo tengo el mismo derecho de vivir.
Que mucho trabajo da
hallar en que trabajar
que trabajo da, el no trabajar.
Concepción, eleva la vista al cielo,
como si el mundo se le cayera encima
Concepción, contaba su desconsuelo.
Y decía: ¡hay niños que mantener!
Y decía: ¡hay niños que mantener!
Si yo soy de los de abajo, que tiene que ver,
yo tengo el mismo derecho de vivir.
Que mucho trabajo da
hallar en que trabajar
que trabajo da, el no trabajar.
Algunos de estos pobres
que don Catalino escuchaba solían tomar una opción de verraquera, de entereza y,
poniéndole güevo, preferían echar pa’lante de manera honrada, como lo canta
Chamaco Ramírez, diciendo, aunque no te guste Planté bandera, sobreponiéndome a la adversidad.
Tú te creías que eras dueño de todo
y me decías que el mundo anda a tu modo,
y de repente llegue sin echármelas de fiera
y te resulto al revés porque yo planté bandera.
y me decías que el mundo anda a tu modo,
y de repente llegue sin echármelas de fiera
y te resulto al revés porque yo planté bandera.
Con humildad, con mi sencillez, con facilidad
y el mensaje aquel: pa’lante es que es.
y el mensaje aquel: pa’lante es que es.
Yo sé que no te gustó
que yo plantara bandera,
pero a lo hecho pecho
también yo tengo derecho.
que yo plantara bandera,
pero a lo hecho pecho
también yo tengo derecho.
Al
contario de este Fulano, otros paisanos toman una opción diferente que no
siempre está en el buen camino, para lograrse liberar de la opresión y la
pobreza que siempre los ha atosigado. Otro Juan, de esos tantos que abundan en
nuestra américa latina es hecho famoso por Lavoe en el tema: Juanito Alimaña, en el que don Tite
explora la realidad de los emigrantes latinos en “El Barrio”, West Harlem o
Spanish Harlem, demostrando que no sólo es capaz de recibir la herencia
campesina de los campos puertorriqueños y de las razas ancestrales, sino que
puede, también, interpretar la realidad urbana moderna de sus compatriotas en
el exilio, muchas veces voluntario, en busca de oportunidades que no siempre
son las mejores.
Juanito Alimaña, con mucha maña,
llega al mostrador, saca su cuchillo
llega al mostrador, saca su cuchillo
sin preocupación, dice que le entreguen
la registradora, saca los billetes,
saca un pistolón. ¡Pum!
Sale como el viento en su disparada
y aunque ya lo vieron,
nadie ha visto nada.
Sale como el viento en su disparada
y aunque ya lo vieron,
nadie ha visto nada.
Juanito Alimaña va a la fechoría,
se toma su caña, fabrica su orgía.
La gente le teme porque es de cuidado.
Pa meterle mano hay que ser un bravo.
Si lo meten preso, sale al otro día,
porque un primo suyo está en la policía.
Algunas veces estos
Juanes, estos paisanos latinos no permanecen impunes como el Alimaña, sino que
se ven, quizá inesperadamente, confrontados por la autoridad a la que tantas
veces han retado y son condenados a una muerte peor que la muerte en los
presidios que, al contrario de su pretendida filosofía reconstructora del
tejido social dañado, terminan descomponiéndolo aún más, necrosándolo
irremediablemente como en aquella Galera
tres cantada por Ismael Miranda.
Aquí dentro es otro mundo
porque no existe el derecho
y abusan cada segundo
si tú eres de pelo en pecho.
Yo vi pasar a Turquito
con la cara ensangrentada
y con la nariz partida
dicen que andaba Matías
camino a la enfermería
se llena la enfermería.
Galera tres, galera tres.
En la injusticia, de la justicia
es el martirio del ser humano,
es corrección lo que necesitan,
y lo atropellan de palo en mano.
Allá en la galera tres, galera tres, galera tres.
Están dando palos, golpes, bofetones,
puños y empujones, allá en la galera tres.
porque no existe el derecho
y abusan cada segundo
si tú eres de pelo en pecho.
Yo vi pasar a Turquito
con la cara ensangrentada
y con la nariz partida
dicen que andaba Matías
camino a la enfermería
se llena la enfermería.
Galera tres, galera tres.
En la injusticia, de la justicia
es el martirio del ser humano,
es corrección lo que necesitan,
y lo atropellan de palo en mano.
Allá en la galera tres, galera tres, galera tres.
Están dando palos, golpes, bofetones,
puños y empujones, allá en la galera tres.
Bien sea en estos penales o en medio de sus
fechorías, como el Pedro Navaja de Baldes, muchos de estos paisanos encuentran
la irremediable muerte a la que don Tite también cantó, ¡y de qué manera! Cantó
a la muerte de todos sus pobres, no sólo a los que escogen la opción que juega
con la ley y, principalmente a su propia muerte, pidiendo, de antemano, con
Roberto Roena, que lo que le fueran a dar, cualquier cosa que sea, Que me lo den en vida.
Sé que algún día moriré
y que de mí van a decir:
¡tenía buen corazón!
Algunos van a sollozar
y que de mí van a decir:
¡tenía buen corazón!
Algunos van a sollozar
y un homenaje a improvisar
con mucha rumba y dolor.
Al poco tiempo ya verán
de mi nadie se acordará,
con mucha rumba y dolor.
Al poco tiempo ya verán
de mi nadie se acordará,
vida traidora,
Por eso es que yo pienso así
si van a hacer algo por mí,
háganlo ahora.
Cariño yo quiero en vida,
amores manos amigas,
no después de mi final
Después que yo dé el último viaje,
para qué quiero homenajes,
que me recen y nada más.
Lo que me vayan a dar,
que me lo den en vida
porque sé que cuando muera
porque sé que cuando muera
de mí se van a olvidar.
Describiendo
Los entierros, esos entierros de su
negrura, su gente pobre, don Tite prefigura el suyo propio, quizá apoyado en la
vivencia del de Rafa Cortijo, retomando la tradición de los pueblos de negros
libertos de enterrar a sus muertos con música, como en San Mateo de Cangrejo,
cerca al barrio Obrero de San Juan, y
nos regala dos bellas piezas inmortalizadas en la voz del recientemente
fallecido Cheo Feliciano quien, al igual que don Tite, debía tener ya la
certeza de que su entierro sería un verdadero espectáculo de sentimiento.
En los entierros de
mi pobre gente pobre
las flores son de papel,
las flores son de papel,
las lágrimas son de verdad.
Pues como en otros
funerales de la vida
en donde el llanto es mentira
y hay mucha flor natural.
Que más perfume que la lágrima sentida
que identifica el sufrimiento de la gente
porque las flores ya mañana se marchitan
y el cementerio es un olvido indiferente.
Mi gente pobre siempre vuelve al campo santo
sembrando una flor de llanto con amor y voluntad
las amapolas del cariño verdadero
son el mayor homenaje de mi gente de arrabal.
Pues como en otros
funerales de la vida
en donde el llanto es mentira
y hay mucha flor natural.
Que más perfume que la lágrima sentida
que identifica el sufrimiento de la gente
porque las flores ya mañana se marchitan
y el cementerio es un olvido indiferente.
Mi gente pobre siempre vuelve al campo santo
sembrando una flor de llanto con amor y voluntad
las amapolas del cariño verdadero
son el mayor homenaje de mi gente de arrabal.
El conmovedor poema Sobre una tumba humilde, es el que
completa su visión de las dolorosas despedidas de su gente. Pieza ya
prefigurada en algunos versos de la antes nombrada, ratificando la unidad de su
pensamiento respecto a la forma en la que deben ser despedidos con el corazón
los pobres de sus caseríos.
Yo no te pude hacer un monumento
de mármol con inscripciones a colores,
pero a tu final morada vengo atento
dejando una flor silvestre y mil amores.
Aquí hay panteones de gente millonaria
que nadie jamás ha vuelto a visitar,
son tumbas eternamente solitarias
sobre las cuales ni una oración se escuchará.
Yo te dije que volvería al campo santo
a brindarte mi sentimiento y mi cariño,
y el tesoro de la pureza de mi llanto
sobre la tierra donde mi amor vive contigo.
Porque nosotros los que llevamos por bandera
por estandarte la condición de la pobreza,
cuando queremos nuestra pasión es verdadera
no hay quien nos gane, amar es nuestra gran riqueza.
Y son comunes y corrientes, los perfumes de mis flores
hablan por mí de una devoción que no se me quita,
y hasta parecen que nunca se desvanecerán.
de mármol con inscripciones a colores,
pero a tu final morada vengo atento
dejando una flor silvestre y mil amores.
Aquí hay panteones de gente millonaria
que nadie jamás ha vuelto a visitar,
son tumbas eternamente solitarias
sobre las cuales ni una oración se escuchará.
Yo te dije que volvería al campo santo
a brindarte mi sentimiento y mi cariño,
y el tesoro de la pureza de mi llanto
sobre la tierra donde mi amor vive contigo.
Porque nosotros los que llevamos por bandera
por estandarte la condición de la pobreza,
cuando queremos nuestra pasión es verdadera
no hay quien nos gane, amar es nuestra gran riqueza.
Y son comunes y corrientes, los perfumes de mis flores
hablan por mí de una devoción que no se me quita,
y hasta parecen que nunca se desvanecerán.
Más allá de prefigurar su
despedida, de adelantarse y ver más allá de lo que podemos ver el resto de los
mortales en nuestra chata perspectiva, don Tite lo que buscó, quizá sin
proponérselo de manera consciente, fue establecer una unidad en el pensamiento
y el sentir del latino a partir de reconocer su herencia en la búsqueda y
construcción de una identidad particular de cada pueblo que, si bien son
distintos por las particularidades históricas, geográficas y sociales que se
puedan señalar, el ancestro común y la opresión e injusticia común, así como
los constantes conflictos sentimentales, los repetidos e iguales sufrimientos y
discriminaciones, permiten que se pueda llamar a la unidad del Pueblo latino, como él lo hizo en el
tema homónimo grabado por el Conde Rodríguez, Unidad que aún, a pesar de todo,
no se ha logrado.
Pueblo latino, de cualquier
ciudad...
ha llegado la hora de la unidad
ha llegado la hora del estrechón de manos
como protección.
ha llegado la hora de la unidad
ha llegado la hora del estrechón de manos
como protección.
Corazonado únete...
porque en la unidad es que esta la fuerza
monumental que nos puede salvar
de la infelicidad.
porque en la unidad es que esta la fuerza
monumental que nos puede salvar
de la infelicidad.
Catalino
Curet Alonso, don Tite, un monstruo compositivo, un poeta de la cotidianidad
que cantó al Prestamista que aún hoy
día sigue haciendo esconder a nuestros paisanos, al chismoso de la esquina
bautizándolo Chotorro, al Evelio que
llega tarde a la rumba y a la gran Isadora
Duncan, reconociéndole su liberación por medio del baile o la muerte de varios
amigos en esa terrible Estampa marina,
así como tantos personajes más que no sólo pueblan sino que construyeron el
universo musical de la salsa tal y como lo conocemos se ha convertido a través
de sus canciones, exitosas y siempre recordadas, en patrimonio cultural del
caribe de forma innegable, legándonos un patrimonio invaluable por el cual
debemos estar siempre agradecidos y por ello, aunque sea insuficiente y ya que
no pude hacerlo mientras vivía, sólo pido un
aplauso para el mejor de los compositores del caribe…